Una política sostenida de la reforma educacional de los 90 apuntó a la focalización
de recursos técnicos y materiales en las escuelas básicas subvencionadas de peores
resultados académicos. Tales intervenciones tenían como propósito mejorar los
aprendizajes de los estudiantes en lenguaje y matemática, básicos para una buena
trayectoria escolar. La política se expresó en el diseño e implementación, desde el
Ministerio de Educación, de programas de mejoramiento que fueron desarrollando –de
manera evolutiva– nuevas líneas y modos de intervención a partir de su evaluación y
seguimiento. El presente artículo describe de manera sucinta tres de estos programas:
P-900, LEM y Escuelas Críticas, e intenta hacer un primer análisis de su evolución,
particularmente, en el ámbito pedagógico