El P. Hurtado (1901-1952) es un personaje ejemplar en la vida nacional y en la Iglesia Católica. El presente artículo intenta acercarse a una de las variadas facetas de sus abundantes quehaceres: su aporte a la educación chilena. Luego de una breve síntesis biográfica y de la descripción del entorno nacional e internacional en el cual se desarrolla su actividad, se explicitan cinco aspectos de su contribución al desarrollo formativo de las personas: la preocupación constante por la educación, en sus dimensiones formales e informales, católicas o laicas, manifestada a través de toda su existencia temporal; el deseo de vincular la educación privada con la fiscal; la disposición innovadora expresada en la decisión de incorporar a la educación de inspiración católica los descubrimientos pedagógicos, conciliables con ella, aportados por el pensador norteamericano J. Dewey; el lugar preferente que concede a la educación social y religiosa; la descripción de propósitos orientadores de la educación, congruentes con un planteamiento antropológico que concibe al ser humano como peregrino en este mundo y abierto a la trascendencia.
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