El artículo pretende abrir conversaciones en torno a una temática que es un referente
obligado si deseamos construir una sociedad democrática: el reconocimiento del
Otro /Otra y el reconocimiento de la diversidad social y cultural. La responsabilidad
con el Otro /Otra, se nos impone como un imperativo ético ineludible para la educación
social. Educación, que interpela el círculo de la reproducción, para entrar en una
perspectiva legítimamente liberadora, justiciera y emancipadora. Se trata de poner
a la educación al servicio de la responsabilidad con el Otro/Otra, abriendo espacios
a la convergencia de identidades, todas aportando, desde sus propias miradas, a la
construcción de un proyecto colectivo incluyente.