El artículo muestra la forma como la escuela se estructuró en el mundo a partir de
un modelo de homogenización surgido de los países europeos. Este modelo que
mantiene intactos sus fundamentos organizativos, se enfrenta con nuevas concepciones
del mundo que asignan un nuevo valor a la diversidad cultural, sin acabar de
encontrar un modo de educar a los niños y jóvenes bajo parámetros diferentes a los
tradicionales. De otra parte, da cuenta de que aspectos fundamentales de igualdad
de oportunidades y equidad en la distribución de la riqueza y el conocimiento, no
encuentran respuesta en muchos países donde la educación formal ha sido segmentada
de forma muy fuerte. Al final, se presenta como alternativa el desarrollo de una
escuela centrada en la creación de ambientes educativos que faciliten el desarrollo
del talento humano y la valoración de la diversidad.