Se describe el doble proceso de feminización del magisterio primario y de primera o “temprana profesionalización” de las maestras, entre 1860 y 1930. Estos procesos estuvieron asociados al crecimiento de las escuelas de niñas, la creación de escuelas mixtas reservadas sólo a maestras y la escasez de hombres interesados en la docencia. Por otra parte, el Estado contribuyó con la expansión de las escuelas normales femeninas y con normas legales y reglamentarias que no hacían distinciones de género en la organización del servicio público escolar. A pesar de esto, la condición docente femenina fue subordinada. El estudio forma parte de una investigación más amplia, que incluye la temprana, pero menos desarrollada educación primaria de niñas y los debates abiertos al respecto, así como los orígenes del trabajo docente femenino. Comprende también la incorporación de las maestras al espacio público y, en particular, al sindicalismo docente, en las primeras décadas del siglo XX.