Con la pérdida de tierras luego de la ocupación de La Araucanía, el pueblo mapuche quedó reducido a la pobreza y en desventajosa posición respecto al resto del país. Durante este período (1883-1930), denominado reduccional, la educación será la clave en el levantamiento del pueblo indígena. Conforme a una nueva cultura de la resistencia, los mapuches integrarán utilitariamente los conocimientos entregados por las escuelas aumentando la demanda por ingresar a ellas. La forma en que el aumento de dicha demanda fue absorbida, se concentró en tres agentes educadores: Estado, misiones católicas y misiones protestantes. Cada una desde su propio proyecto educativo ayudó a conformar un espacio heterogéneo que se hizo cargo de la creciente demanda educativa de un pueblo aborigen que buscó instrumentalmente adquirir las destrezas entregadas en estas escuelas con el objetivo de preservarse como cultura.