Este artículo estudia las causas y la resolución de la crisis vivida por los dos primeros gobiernos de la recuperada democracia chilena en el proceso de reforma del currículo escolar, reforma impuesta por una ley heredada del gobierno militar de Augusto Pinochet. Las controversias estuvieron alimentadas por las reminiscencias ideológicas del pasado y por el recurso del Presidente Aylwin a una consultación limitada a los expertos en educación. La crisis es superada cuando el Presidente Frei crea dos foros institucionales en los que participan los actores presentes del campo político-educativo. Se concluye que en regímenes en transición el pacto entre las elites no es suficiente en la definición social de un problema público; es crucial la existencia de una visión o representación del sector que cobre sentido entre todas las partes implicadas